Creo que todos, en algún punto de nuestras carreras profesionales, hemos tenido que trabajar con compañeros que podemos definir como tóxicos.
Al hablar de empleados “tóxicos” nos referimos a esas personas que siempre tienen algo negativo que decir. Los que se unen a una reunión a la mitad, si es que se molestan en aparecer… Este tipo de personas no solo causan frustración, sino que pueden provocar daños significativos en el lugar de trabajo. Los empleados tóxicos hacen que sus compañeros de equipo aumenten hasta en un 54 % sus probabilidades de renunciar a su puesto de trabajo. A su vez, cuestan a los empresarios hasta tres veces más en tarifas de contratación, según un informe llevado a cabo por CSOD.
Con un universo de 63.000 casos de empleados analizados, dicho informe identifica los factores que incitan a un individuo a incurrir en comportamientos tóxicos, a la vez que cuantifica el impacto que tales comportamientos ocasionan sobre sus colegas de trabajo y sus empleadores. El “comportamiento tóxico” incluye aquí:
- La mala conducta.
- Violencia laboral.
- Abuso de drogas o de alcohol.
- Acoso sexual.
- Falsificación de documentos.
- Fraude y otras violaciones directas de la política de la empresa.
La perturbación del lugar de trabajo
El informe demuestra que la influencia de los trabajadores tóxicos sobre el rendimiento de sus colegas es considerablemente marginal. Esto sugiere que su mayor impacto ocurre no tanto en el cumplimiento de tareas diarias, sino en el desarrollo paulatino de estrés y agotamiento. Como consecuencia, la probabilidad de que los buenos empleados renuncien aumenta un 54% cuando tienen un empleado tóxico en su equipo.
Y así como los empleados tóxicos elevan significativamente la probabilidad de que sus colegas se marchen, los costes de reemplazo crecen notablemente. Integrar a un único empleado tóxico en un equipo de 20 trabajadores puede costar hasta el triple que contratar a un empleado no-tóxico.
¿Es posible identificar a los trabajadores tóxicos?
Es relativamente fácil identificar a estos individuos una vez que se han unido a la compañía. Sin embargo, es mucho más difícil (y mucho más provechoso) hacerlo antes de ofrecerles el puesto.
Hay, sin embargo, ciertos tipos de reacciones que son sintomáticas de un comportamiento tóxico. Pistas, si se quiere, para estar alerta. Por ejemplo, los empleados que se consideran a sí mismos férreos “seguidores de las reglas” tienen un 33% más de probabilidades de ser empleados tóxicos. Por su parte, los candidatos que lucen excesivamente confiados sobre sus habilidades técnicas en el momento de la entrevista tienen un 43% más de probabilidades de incurrir en comportamientos tóxicos.
Afortunadamente, hay medidas que puede tomar un empleador para identificar a un empleado tóxico antes de contratarlo. Existen asesorías de contratación online, que utilizan análisis de datos y herramientas digitales de inteligencia para identificar a los candidatos más cualificados para el empleo. También permiten predecir un comportamiento inadecuado. Es destacable, por ejemplo, que un candidato que es valorado como “altamente cualificado” por la herramienta Cornerstone Selection reduce un 19% las probabilidades de que adopte actitudes tóxicas.
Los empleados tóxicos afectan no solamente a la empresa, sino también a colegas honestos y dedicados que ven su labor perturbada. El hecho de que tales comportamientos puedan ser predichos por una asesoría online, y por lo tanto evitados antes de que ocurran, ofrece cierto alivio a empleados y empleadores por igual.