No es ningún secreto que los españoles tienen serios problemas para distanciarse del trabajo. Comer en el escritorio, chequear el email desde la cama, consultar el móvil en las vacaciones, etc. En este mundo de “adicción al trabajo”, el hecho de que muchos españoles se reconozcan estresados en sus trabajos es un tema preocupante.
“En el nivel más básico, creo que el motivo de que esto ocurra es una necesidad muy profunda de sentirnos importantes y necesitados”, dice la Dra. Tasha Eurich, coach ejecutiva y autora del best-seller Bankable Leadership: Happy People, Bottom Line Results and the power to Deliver Both. Pero, como señala Eurich, el adicto al trabajo no produce más valor al añadir horas adicionales a su jornada: “Numerosos estudios muestran que la sobreexigencia causa en los trabajadores más depresión, más estrés, menos salud y de hecho menos productividad en el trabajo”.
Los empleados con niveles de energía en rojo han creado un efecto “bola de nieve” para sus compañías. Un estudio reciente de la universidad de Oxford concluye que los días de vacaciones no aprovechados representan un costo monumental para las empresas. Esto se debe a que están obligadas a pagarlas al momento de cese de la relación laboral. Semejante crecimiento de tiempo de vacaciones no utilizado es sintomático de un problema financiero y cultural que las empresas ya no pueden ignorar. Entonces, ¿Qué pueden hacer los managers y los responsables de RRHH para lograr que la gente tome finalmente un descanso?
No son solo las palabras, para atajar la adicción al trabajo, se necesitan hechos
Eurich recomienda a los líderes que piensen dos veces sobre el mensaje que transmiten a su equipo. “La mayor parte del tiempo, los jefes razonables saben que sus empleados no pueden estar disponibles todo el día”, afirma, “pero veo líderes que expresan una cosa y luego hacen algo distinto”.
“Un manager podría decir ‘quiero que estéis fuera de la oficina a las 6’, pero luego él mismo quedarse trabajando hasta las 10.” Es difícil que un jefe motive a su equipo a tomarse vacaciones cuando su último descanso ha sido hace tres años. Tampoco se puede esperar que se desconecte cuando él mismo envía mails los fines de semana. No solamente estas acciones impactan en el bienestar del líder, sino que envían señales muy confusas”.
Es necesario crear una cultura de confort
Crear un gran espacio de trabajo no está necesariamente vinculado con la cantidad de beneficios que se ofrecen a los empleados; también es importante ayudarlos a encontrar un atractivo balance vida-trabajo fuera de la oficina. “Se ven muchas compañías que aparentan ser increíbles lugares de trabajo”, dice Eurich, “que obtienen gran publicidad por contar con chefs privados y masajes gratis, pero lo que observo es que tales compañías construyen la expectativa de que el empleado básicamente viva allí o esté constantemente disponible”.
Eurich incentiva a los líderes a evaluar honestamente su cultura del trabajo. Quizá no baste un almuerzo gratis para compensar la carga de 60 horas de trabajo por semana.
Ofrecer pequeñas válvulas de escape
Incluso los descansos más pequeños sirven como reseteos mentales. Un estudio de Stanford sugiere que caminar impulsa la creatividad hasta un 60%, e investigadores de la universidad de Illinois mostraron que una breve pausa mejora sustancialmente la concentración.
Para ayudar a los empleados a empezar a tomar estas pausas energizantes, es conveniente proveer pequeñas oportunidades para liberar estrés. Empezar a tomar esos descansos varias veces por semana, te hará sentir mejor.
Es más fácil decirlo que hacerlo. Sin embargo, predicar con el ejemplo y crear un ambiente permisivo con las pausas pueden contribuir mucho a evitar el agotamiento (y cientos de miles de euros en vacaciones no utilizadas). Como advierte Eurich, es importante recordar que “el trabajo es una maratón, no un sprint”.