En un estudio publicado hace unos años por el World Economic Forum nos decían que los empleados necesitaban 101 jornadas de formación antes del 2022 para mantener la empleabilidad. Ahora que acabamos de entrar en el 2023 vemos que, como era de esperar, en la mayor parte de los casos, esto no se ha cumplido. De hecho, al encontrarnos en periodo de año nuevo, los departamentos de RRHH se empiezan a hacer preguntas sobre el futuro del empleo en los próximos años.
De acuerdo con el último índice de Economía y Sociedad Digital de la Comisión Europea, el 57% de la población española cuenta con habilidades digitales básicas. Una cifra que todavía está muy lejos del objetivo que se ha fijado la UE para el 2030. Este consistía en que el 80% de la población europea, tenga al menos competencias digitales básicas.
Si profundizamos un poco más nos encontramos con un dato preocupante:
El 36% de la población activa española no cuenta con esas habilidades básicas. Este hecho tiene un impacto importante en las organizaciones.
El problema es que, sin estas competencias digitales, las empresas frenan su proceso de adaptación a las necesidades de los nuevos tiempos y de aceptación de las tecnologías digitales más avanzadas.
Si miramos hacia el futuro nos daremos cuenta de algo realmente importante: no sólo debemos proporcionar las competencias que a fecha de hoy puedan necesitar sino preparar a nuestros empleados para que sean capaces de utilizar la tecnología. Deben ser lo suficientemente autosuficientes como para que puedan diseñar, monitorizar y controlar las tecnologías futuras con las que todavía no contamos en las empresas.
El futuro del empleo depende de los procesos de formación adaptados
Siempre hemos insistido en la idea de que lo más importante son las personas, y ahora más que nunca necesitamos ser capaces de desarrollar a los equipos, de contar con profesionales orientados al aprendizaje.
Debemos buscar la predisposición de las personas a aprender a reciclarse y a incorporar los conocimientos adquiridos en el mínimo tiempo posible. Si conseguimos este reciclaje continuo, esta adaptación, las personas y las empresas seguirán avanzando en la dirección correcta.
¿Cómo podemos motivar a nuestros equipos para reciclarse?
Quizá si todo fuera tan fácil como esta conclusión no estaríamos hablando de ello. El problema es que muchas personas están desmotivadas, tras la pandemia la gente ha comenzado a cambiar de trabajo. Ya no se sienten cómodos en puestos donde antes parecían estarlo. En una situación tal, ¿cómo pides a tus quipos que además de sus tareas diarias saquen tiempo para formarse? Es evidente que en una situación de negatividad o desmotivación esto va a ser visto como un castigo.
Quizá la solución esté precisamente en la tecnología. Si aplicamos correctamente la tecnología al teletrabajo y a la formación podemos dar con la clave para alcanzar ese desarrollo a nivel profesional y personal que tanto preocupa.
Trata de identificar las habilidades que tus empleados necesitan
Para ello es imprescindible hacerse las siguientes preguntas:
- ¿Tienen mis empleados las habilidades necesarias para hacer su trabajo?
- ¿Cómo pueden adquirir habilidades para desempeñar nuevas funciones?
- ¿De qué manera pueden los avances tecnológicos potenciar el desarrollo del talento?
- ¿Cómo congeniar experiencia de empleado e IA?
Cuando llegó el COVID, en España sólo teletrabajaba el 4,3 % de las personas, una cifra muy baja si la comparamos con el resto de Europa y más teniendo en cuenta que en España ya se había demostrado que teletrabajar aumentaba la productividad entre un 5% y un 25% respecto a los trabajos presenciales.
La pandemia implicó una adaptación forzada en la manera de trabajar cuando muchas empresas no contaban con la infraestructura ni la tecnología necesaria para este nuevo modelo. Afortunadamente podemos decir que hoy en día, las empresas sí las tienen.
Es cierto que el teletrabajo no siempre puede aplicarse, pero tiene grandes ventajas como la reducción en los tiempos de desplazamiento, la conciliación… y ese tiempo que se gana puede invertirse en formación.
Además, gracias a las tecnologías como la IA podemos llegar a formarnos más rápido y de forma más efectiva en los conocimientos y competencias que necesitaremos.
¿Y qué hay del trabajo híbrido?
Una de las cosas aprendidas es que necesitábamos un modelo de trabajo híbrido. Son muchos cambios en poco tiempo que implican una mentalidad diferente….
Las personas son lo importante de una empresa; el empleado debe estar en el centro, y no debemos descuidar a las personas, debemos apoyar, escuchar a nuestros trabajadores, dotarles de tecnología… para que no tengan la necesidad de marcharse, para que se sientan parte integrante.
Las empresas las hacen las personas, si proteges a las personas, proteges a tus clientes.
Upskilling y reskilling
La diferencia entre ambos conceptos se encuentra en el objetivo de la formación. Mientras el upskilling busca enseñar a un trabajador nuevas competencias para optimizar su desempeño; el reskilling o reciclaje profesional, busca formar a un empleado para adaptarlo a un nuevo puesto en la empresa.
No cabe duda de que lo que las empresas demandan son perfiles digitales. Por ello, es crucial entender los conocimientos que tienen las personas y la empleabilidad que van a tener en la empresa, todo ello independientemente de su edad. Una vez que tengamos esto claro, hay que formarlas.
El aprendizaje es un proceso diferente en cada persona, todos tenemos que seguir aprendiendo, y valernos de las nuevas tecnologías para facilitarnos la tarea.
¿Qué competencias nos van a diferenciar realmente de las máquinas para proteger el futuro del empleo para las personas?
La tecnología acorta las curvas de aprendizaje, todo va más rápido, pero sin actitud no alcanzaremos los resultados esperados. Por ello debemos contar con 3 factores clave: Flexibilidad, optimismo y empatía.
Para mantener la empleabilidad, el World Economic Forum hablaba en 2022 de competencias personales como la inteligencia emocional. Ahora se dice que, para el 2025, habrá que saber gestionar el estrés y flexibilidad.
El futuro del empleo tiene un claro enfoque a las tecnologías, ya que hay una clara necesidad de especialistas en TIC. Pero si nos fijamos en las personas de nuestros equipos, ¿qué necesidades tienen?, ¿qué competencias deberíamos desarrollar con la vista puesta en 2025? Quizá la respuesta más acertada sería:
- Competencias que nos diferencien de las máquinas
- Espíritu crítico.
- Compañerismo.
- Capacidad para resolver problemas complejos.
- Creatividad.
- Liderazgo.
- Resistencia al estrés.
- Flexibilidad.
- Empatía.