candidatos

En las últimas semanas hemos compartido algunas de nuestras mejores experiencias y consejos sobre la atracción de talento.

Descubrir al gran talento y la atracción exitosa consisten en conseguir que los mejores candidatos respondan a tus mensajes. Nuestra realidad, como profesionales del talento, consiste en tener candidatos que se inscriban a nuestros puestos de trabajo. También podemos salir y buscar al gran talento , y encontrar la manera de que responda a nuestra propuesta.

La tarea básica de todo profesional de atracción del talento es… ¡Conseguir que el gran talento interactúe con nosotros! Aquí van algunas claves o normas básicas que todo equipo del “Club de Reclutamiento” debería tener en cuenta para alcanzar el éxito:

Primera norma del reclutamiento:

Tienes que conseguir que los candidatos respondan.

Segunda norma. Tienes que intentar conseguir que el talento te responda, hasta que lo haga.

 Espera, Tim, ¿dices que tenemos que contactar con el candidato más de una vez! Es decir, si no responden tras el primer contacto, ¡salen perdiendo ellos! No, quien pierde eres tú. ¡Necesitas a ese talento!

Tercera norma: Tienes que interactuar con los candidatos en el medio en el que se encuentren más cómodos.

Me gusta que me mandes mensajes de texto, a la mayoría de las personas le ocurre lo mismo. El índice de respuesta es muy elevado. A algunos les gusta el correo electrónico, las llamadas telefónicas, la mensajería instantánea de Facebook, las notas escritas, etc. Encuentra el medio que le guste al candidato, no a ti.

Cuarta norma: No se trata de ti, ¡se trata de ellos!

«Tengo una oportunidad laboral fantástica para ti!» ¿Cómo sabes lo que quiero? Deja de asumir que sabes lo que quiero, cuando no lo sabes. ¿Qué tal si me conoces un poco antes? Es decir, ¡nadie propone matrimonio a nadie en la primera cita!

Quinta norma: El asunto importa.

Elimina cualquier asunto que verse sobre ti. Tírate unos doce segundos buscando bien a tu objetivo y saca un tema relacionado con él. Si envías un asunto que diga: «¡Vamos, merengue!» Siendo del Real Madrid, es más que probable que responda.

Sexta norma: No envíes correos basura a quienes quieres que respondan.

¿Qué es el correo basura? «Hola, Tim:» es correo basura. ¿Tus correos electrónicos parecen mensajes en masa con las mismas palabras, salvo la mayúscula del saludo inicial? ¡Eso no es personalizar, eso es correo basura!

Séptima norma: Aparece como una persona real en tu toma de contacto.

Cuando hayas demostrado al candidato que sabes quién es, muéstrale quién eres . ¡Demuestra tu personalidad! Esta interacción debe referirse, por su puesto, a tu empresa, pero los mejores profesionales de la contratación empiezan estableciendo conexiones personales con los grandes talentos y, posteriormente, les presentan la empresa. «Hola, Tim, ¡veo que eres un fan de…! Yo también lo soy…

Octava norma: Consigue que todos los candidatos se enamoren de ti.

Quieres que el mejor de tus candidatos te quiera y acepte tu oferta, pero también quieres que los demás buenos candidatos que no has seleccionado sigan comprometidos. Porque puede que se adapten como un guante a un futuro puesto ligeramente distinto o que recomienden tu empresa a alguien, si su experiencia como candidato fue buena.

Novena norma: Los nuevos reclutadores siempre encuentran unicornios.

«Vaya, a esa persona no le va a interesar lo que tengo, es que, ¡trabaja en Google! Nosotros no somos Google…» Los nuevos reclutadores no vienen programados con sesgos de reclutamiento. Les basta con contactar y ofrecer, lavarse la cara y repetir. Se «tropiezan» con el gran talento porque no saben hacerlo mejor. Debemos trabajar constantemente.

Décima norma: Tienes que ir al límite para conseguir que los candidatos respondan.

Si tu comunicación es básica, recibirás pocas respuestas de forma regular y nadie se quejará en ningún momento de tu estilo. Si te muestras atrevido, recibirás más respuesta y, de vez en cuando, alguien se quejará de tus formas. La gran adquisición del talento vive al límite; nada de por encima, en pleno corazón.

¿Cuál era la primera norma del Club del Reclutamiento?