La gestión de la experiencia del empleado es clave en las empresas

La relación empleado-empresario moderna podría considerarse complicada; si a esto le sumamos un modelo de trabajo híbrido y una pandemia, la gestión de la plantilla se complica exponencialmente. Hoy en día, los departamentos de RR.HH. deben pensar cuál es la mejor forma para llevar a cabo la gestión de la experiencia del empleado.

Para algunos la diferencia entre la satisfacción del empleado, su compromiso o su experiencia es puramente semántica, y estaríamos ante términos intercambiables. La realidad es que la gestión de la experiencia del empleado consiste en mucho más que eso. Si lo primero que comprendemos es la diferencia, podremos comenzar a entender algunas estrategias para crear una experiencia positiva para el empleado. Esta tendrá grandes beneficios en su desarrollo personal y profesional y, como es lógico, a nivel empresarial…

¿Qué es la experiencia del empleado?

Crear una buena experiencia para el empleado va más allá de la «satisfacción» y el «compromiso» del empleado con la empresa. La satisfacción del empleado infiere alegría. Y, aunque hace 50 años hubiera sido adecuado medir la felicidad del empleado en el trabajo, se han terminado los días en los que los 40 años de carrera profesional se realizaban en una misma empresa. 

La permanencia del empleado en una misma organización ha disminuido de 60 a unos 17 años hoy día. La competición por retener al talento obliga a las empresas a tener en cuenta más indicadores que la satisfacción. Como consecuencia, el compromiso del empleado destronó a la satisfacción. El compromiso consistía en tratar a los empleados como partes interesadas en el rendimiento de la empresa; por tanto, se aumentaba el énfasis en las conversaciones sobre el desarrollo y las relaciones con los compañeros de trabajo. 

Más allá de la satisfacción y el compromiso, la buena experiencia del empleado viene definida por su sensación de felicidad

Aunque la pandemia mundial ha contribuido a incentivar el cambio hacia la experiencia del empleado, también supone una oportunidad. Como Sir Winston Churchill afirmó una vez: «Nunca desperdicies una buena crisis». Las empresas que se inclinen y enfoquen plenamente en la gestión de la experiencia del empleado, los conservarán más tiempo, más felices y comprometidos.

Comprender la experiencia del empleado a través de la conexión

Siguiendo las palabras de Churchill, los retos de la pandemia exigen nuevos esfuerzos amplificados. Estos esfuerzos por desarrollar habilidades nuevas tendrán como resultado una mayor productividad y participación del empleado. Los empresarios deben pivotar entre los objetivos estáticos de la satisfacción y compromiso del empleado, y un modelo más amplio sobre la experiencia del mismo.

Los 4 Principios de la Conexión

Jason Cochran, psicólogo e investigador de la experiencia de los empleados, ha condensado más de 20 años de experiencia en cuatro puntos principales. En ellos se conforman la motivación y el propósito humano, desde la contratación hasta el despido, en lo que denomina los «4 Principios de la ConexiónTM». 

  • Conexión con uno mismo: Las personas quieren trabajar en empresas que les ayuden a desarrollarse como personas completas, no solo en las tareas repetitivas de su puesto.
  • Afinidad con los demás: Las personas quieren trabajar donde se les acepte por ser quienes son. También deben sentir una conexión con los encargados y con sus equipos.
  • Identificación con el cargo: Las personas quieren trabajar donde tengan claras sus responsabilidades. Deben saber que importan para el ecosistema de la empresa y deben comprender la forma en que importa su contribución.
  • Conexión con la empresa: Las personas quieren trabajar donde sepan que el gran todo del que forman parte hace un buen trabajo para el mundo.

La experiencia del empleado impulsa su rendimiento

Según el estudio “The employee experience index” de IBM, los empleados con experiencias más positivas en el trabajo demostraron niveles de esfuerzo significativamente superiores. Es decir, que individuos entusiasmados con su trabajo no sólo cumplen con sus tareas sino que van más allá.

Como afirma Cochran: «En otras palabras, las personas saltarán las barreras típicas de sus responsabilidades laborales. Irán un paso más y se podrán ver esfuerzos ilimitados en cualquier empresa y a cualquier nivel».

Esta voluntad entusiasta de rendimiento resulta esencial para la productividad, para la cohesión del equipo y el éxito general de una empresa. De hecho, este estudio indica que existe el doble de posibilidades de que los empleados se esfuercen ilimitadamente si su experiencia es positiva.

Comprender a los empleados en tiempo real

Según Cochran, se puede obtener una gran cantidad de datos valiosos de las encuestas de compromiso. Pero, al igual que ocurre con los datos de la revisión del desempeño cuando se reciben y se pueden utilizar, suele ser demasiado tarde. 

La Gestión de la Experiencia del Empleado se puede inferir a través de datos
Los datos deben ser nuestros aliados para medir de la mejor manera posible la gestión del desempeño

«Las mejores empresas invierten tiempo y dinero en garantizar que se cuida a sus empleados a tiempo real mientras forman parte de la empresa», explica.

Cochran aconseja crear circuitos informativos en tiempo real con los que rastrear cosas como si los empleados reciben la evaluación apropiada. También se mide lo bien que siguen los objetivos y planes de desarrollo, y su nivel de participación en los programas de aprendizaje y desarrollo. Esto crea señales que deben enviarse regularmente a los líderes. La dirección necesita saber más de una o dos veces al año lo que funciona bien y lo que necesita mejorar. 

Ha llegado la hora de acercarse a los empleados

No basta con poner más énfasis en el compromiso del empleado. En su lugar, las empresas deben realizar cambios que se centren en aumentar la percepción positiva de las vivencias en el lugar de trabajo. Al mismo tiempo, se deben descartar medidas de compromiso ineficaces. La experiencia del empleado se considera la ventaja competitiva necesaria en el mundo actual de cambios acelerados e incertidumbres.